Solsticio de Invierno y tradiciones chilenas: La historia detrás de la Noche de San Juan
Más allá del misterio o la superstición, la Noche de San Juan persiste como una expresión cultural viva, que refleja la forma en que distintas generaciones han intentado dar sentido a los ciclos de la naturaleza y a sus propios anhelos.

Este viernes 20 de junio marca el Solsticio de Invierno en el hemisferio sur, “el día más corto del año” y una fecha cargada de simbolismo en diversas culturas. En este contexto, se aproxima una de las celebraciones más enigmáticas del calendario popular: la Noche de San Juan, que se conmemora la víspera del 24 de junio.
Raúl La Torre, historiador y coordinador de Extensión Cultural de la Universidad de los Andes (UANDES), explica que esta jornada combina elementos del cristianismo –el nacimiento de San Juan Bautista– con antiguas tradiciones paganas ligadas a los ciclos del sol y la naturaleza.
“Se va mezclando una celebración cristiana con festividades que tienen una vinculación directa con el solsticio, ya sea de verano o de invierno, dependiendo del hemisferio”, señala.
En el hemisferio norte, la Noche de San Juan se celebra con hogueras y rituales de luz, como una forma de invocar protección, abundancia y renovación. En el sur, en cambio, y especialmente en Chile, las tradiciones han adoptado un carácter más rural y ligado a la tierra.
“En el campo chileno, hay creencias populares que se mantienen vivas, como esperar que una higuera dé frutos durante la noche, o pararse bajo ella en busca de señales sobre el futuro. También están los ritos que ha documentado el folclorista Orestes Plath, como el de las papas debajo de la cama para augurar lo que viene”, comenta La Torre.
Trascendencia cultural
Más allá del misterio o la superstición, la Noche de San Juan persiste como una expresión cultural viva, que refleja la forma en que distintas generaciones han intentado dar sentido a los ciclos de la naturaleza y a sus propios anhelos.
“En una época del año marcada por la oscuridad del invierno, esta celebración invita a encender pequeñas luces de esperanza, a través de rituales, creencias y tradiciones que nos conectan con la tierra, con la historia y con lo más profundo de la identidad popular chilena”, concluye el historiador.