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Los 12 segundos de oro de Enrique Villalón: “Si no tengo mi equipo detrás, a mi polola que igual hace karate, yo capaz estaría retirado”

El joven karateca que pesa menos de 60 kilos, ganó la medalla de oro número nueve para el Team Chile en los Juegos Panamericanos Santiago 2023. En una intensa pelea contra el cubano Brayan Díaz, el osornino pudo remontar el encuentro de 4-5 a 6-5 en los últimos 12 segundos de la pelea.

Tambaleando con las manos juntas posadas en su abdomen, Enrique Villalón se sube al escalón azul más alto del podio medallero. Con el presentador gritando su nombre, el joven de 22 años hace una reverencia y celebra con los brazos abiertos, imitando al futbolista Jude Bellingham, quien contemplando al público con una leve sonrisa, le daba palmadas a la insignia del Team Chile de su chaqueta roja New Balance, aquella que ocupó durante toda su pasantía para estos Juegos Panamericanos Santiago 2023.

En el momento de la premiación, el karateca no apartó su mirada de la medalla de oro número 9 para Chile, aquella que logró ganar frente al cubano Brayan Díaz. Ya con la presea dorada de 280 gramos en su cuello, el juez del encuentro le da un fuerte apretón de manos, del cual se quejaría haciendo una mueca entre dolor y felicidad, ya que compitió todo el certamen con la mano fracturada.

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Posando a las cámaras, Enrique luce con su mano izquierda la medalla de oro, mientras que con la derecha enseña el peluche de Fiu, la mascota de color azul, amarillo, blanco y negro de estos Juegos Panamericanos. El osornino, muerde su presea dorada al mismo tiempo que el público grita el ceachei en el Centro de deportes de contacto, lugar que es parte de la estructura del Estadio Nacional.

Cansado tras un viaje a su tierra natal, Osorno, a las 10:30 de la mañana, Enrique tuvo dos entrevistas con los medios de comunicación, después de almuerzo estuvo presente en el gran recibimiento de la municipalidad. El joven medallista de 22 años, llegó a su casa ubicada en la floreada y tranquila Villa Los Aromos, donde tomó asiento en su pequeña habitación ubicada en el segundo piso.

Enrique está cursando el quinto año de Estudios Internacionales en el instituto interdisciplinario de la Universidad de Chile. A sus 18 años, tuvo que mudarse de Osorno a la Región Metropolitana por motivos universitarios y de entrenamiento profesional.

– ¿Cómo surgió tu gusto por el karate, por tu disciplina? Y más que nada ¿Quien te abrió las puertas o fuiste tú el que incursionó solo en ese mundo?

– Yo comencé de chico, a los 6 años, y antes había probado hartos deportes. Había probado natación, fútbol, basquetbol que aquí es fuerte en Osorno pero tampoco era como un chico muy habilidoso y no me había terminado de gustar. Después llegué por equis motivos al karate y a mi corta edad de 6 años dije ya, esto es lo que me gusta. Ahí quedé y después de tantos entrenamientos y esfuerzo vi que podía llegar a más.

– Me imagino que ese camino ha sido super largo. Supongo que tuviste que sacrificar muchas cosas, dejar de lado salidas con amigos, la etapa que todo el mundo pasa de carretes, de fiestas, entonces igual esa disciplina y esa constancia te ha llevado a donde estás ahora.

– Como te dije, yo soy de Osorno y a los 15 años yo me fui a entrenar a Puerto Montt. Me pegaba esos viajes cinco veces a la semana, hora y media en bus o una hora en auto para poder entrenar y poder desarrollar mi carrera, todo eso bajo mis costos, pagaba bencina, peaje, sumado que de tanto viaje el kilometraje del vehículo sube caleta. Como dijiste, me perdí de muchas cosas en mi etapa escolar, de hecho no fui a la gira por tener un nacional, y bueno siempre que mis compañeros se juntaban yo tenía que ir a Santiago o tenía alguna cosa que hacer. Si perdí varias cosas que muchos viven, pero también viví cosas que otros no van a llegar a vivir.

Sin embargo, el camino de Enrique previo a los Panamericanos Santiago 2023 estuvo lleno de complicaciones que le hicieron dudar sobre su futuro en el karate. Villalón veía como sus compañeros del Team Chile ganan medallas en los diferentes viajes que realizaban, algo que no comprendía ya que entrenaban a la par. “El año 2022 no se me dio, sentía que el karate era ingrato conmigo”, agregó.

Con respecto al apoyo que recibió tras los duros momentos, Enrique reflexionó diciendo que “si no tengo mi equipo detrás, a mi polola que igual hace karate, yo capaz estaría retirado”.

A inicios del 2023, el panorama se mantenía difícil para Enrique, ya que el Nacional de karate ganó el bronce, algo que no lo dejó conforme. Pero con ímpetu y un objetivo claro, ganó el Tope de karate y el Panamericano Específico de karate, lo que hizo que el coach Ahmed Suleiman lo incluyera en la gira internacional y que recibiera un empujón anímico para su desempeño en Santiago 2023.

– Queremos saber cómo fue el primer día en el que tu llegaste a la concentración de los Juegos Panamericanos ¿Qué sentimientos tenias? ¿Qué pensabas? o ¿Qué aspirabas a lograr en esta travesía?

– Yo siempre digo que todos vamos con una mochila de sueños cuando viajamos y llegamos a algún lugar, y ojalá que la de esa mochila después los sueños se transforme en medalla. En este caso, fue parecido.

Igual yo sentí como medio tenso al equipo porque es como presión, es como sabi que ya este lugar es la guerra que iba a pasar de todo, o puede que me vaya bien o puede que me vaya mal, pero siempre con la confianza motivado. Estando ya en la villa, veía como el resto ganaba medallas, el resto del Team Chile, así que eso me dio como igual un empujoncito para decir yo quiero ser esos que ganan medallas, porque yo quiero ser como ellos.

– ¿Cómo fue el hecho de aterrizar demostrar tus habilidades? ¿Te quitaste los nervios de encima o si nunca se fueron? Y el decir “ya estoy compitiendo” ¿Que se sintió?

– O sea, yo creo que los nervios siempre están, siempre. Y bueno hay que aprender a controlarlos y gracias a mi psicóloga deportiva he aprendido a convivir con los nervios y manejarlos a favor mío.

Al principio me sentía muy como tenso, como igual tampoco estaba full conectado con la pelea porque me iba para para el foco exterior por lo de afuera y escuchaba la gente gritando mi nombre, gritando vamos en Chile, vamos “Villa” y yo decía que era bacán, pero no estaba conectado en la pelea. En ese momento que está diciendo “oh qué bacán el público” el otro me atacaba y yo yo quedaba plano, pero después de esa pelea, la primera pelea que la gané con el cubano, con el mismo cubano de la final, conversé con mi psicóloga y me dijo ya un foco interno, vamos para adelante planea tu estrategia para la siguiente pelea y a seguir.

Ya en la semifinal, Enrique superó gran parte del combate al colombiano Juan Fernández, sin embargo, el combate se le fue de las manos y terminó 8-4 a favor del colombiano, dejándole un sabor agridulce a Villalón, ya que se había preparado para el oro: “yo todo el entrenamiento que había hecho a lo largo de mi vida ha sido para ganar el oro en los Juegos Panamericanos, pucha es como estudiar para un 7 en una prueba y te sacas un 4, cumpliste con el bronce, cumpliste con el 4, no fue rojo, pero no es para lo que estudiaste”.

Al acercarse a su entrenador una compañera de equipo bajó corriendo con el video de la pelea en su celular señalando que había un fallo y se podía reclamar. Posteriormente, el coach fue a hacer el reclamo correspondiente mientras Enrique se quedó con su psicóloga y con el capitán del equipo, Rodrigo Rojas, quienes fueron pilares fundamentales para la concentración de Villalón en esta nueva oportunidad, la cual terminó en un rotundo 7-0 a favor del chileno.

-Y por ejemplo el 7-0, después obviamente con las felicitaciones de que vas al oro o a la plata, no tiene planteaste como o sea, obviamente que lo hablaste con tu psicóloga, pero ¿el tema de la superación, el tema del control del estrés fue un factor que nunca había visto antes en tus competencias o en tus combates?

-O sea, igual yo antes sentía ese estrés de ir perdiendo y como que dejaba el combate, decía “ya chao, ya fue”, me paraba y rebotaba, hacía que pasara el tiempo, si bien atacaba, pero no era con la intención. Ahora yo creo que esa actitud cambió, remonté en la final también, iba perdiendo 5-4 faltando 12 segundos y terminó 6-5 y bueno.

“Yo creo que ya se dieron cuenta pero recalcar de nuevo que el trabajo psicológico en el deporte alto rendimiento es más importante a este nivel en el que estamos, que el nivel técnico karate o quien tenga más calugas o quien tenga más bíceps”.

– Y el tema Enrique del oro con Cuba cuando se repite el contrincante. El hecho de que a 12 segundos ibas cuatro a cinco abajo y hay un momento en que el cubano como que pierde esa concentración cuando empieza a mirar a su coach. No sé si intuyes o por reacción propia remontas el partido ¿Cómo fue eso en esos doce segundos que para ti son eternos pero que la tele se ve poco?

Cuando comenzó la pelea yo sabía que iba a ganar, o sea, obviamente no me iba a quedar con ese sentimiento y me va a quedar parado decir ya total va a pasar, pero es algo que sabía que iba a pasar, pero lo tenía que ir a buscar, y bueno a pesar de partir ganando 1-0, después me barrió 1-3, yo dije ya queda tiempo y a trabajar nomas porque  a él igual lo vi concentrado motivado, le ganó el favorito de la categoría de todas las categoría en la semifinal y yo creo que él tenía la esperanza de de poder ganarme a mí sí le ganó el favorito, pero ahí está la astucia del chileno.

Yo veía muy bien los tiempos sabía que podía marcar marcarle y bueno empatarle y después superarlo entonces igual trabajamos eso con el equipo de la selección. Trabajamos distintas situaciones en los entrenamientos, ganando los últimos 15 segundos y perdiendo los últimos 15 segundos para ver qué tenemos que hacer y que no podemos hacer, entonces es un trabajo bien planificado que hemos hecho con todo el equipo de karate chileno.

Finalmente, Enrique terminó su travesía en los juegos con una nostálgica vuelta en avión a sus tierras, Osorno, lugar donde aquel chico de seis años empezó todo un viaje lleno de sacrificios, quien con emoción y felicidad recalcó que “fue todo como muy emocionante, y sí, volver con a mi casa con la medalla ya descansando es como el relajo total”.

Por Bruno Gaete y Mathias Olguin

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