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Conciencia en tiempos de pandemia

Ante las proyecciones que hacían los diversos profesionales y expertos epidemiólogos en marzo, quienes aventuraban fecha de término a esta pandemia y así continuar nuestra vida normal, nos damos cuenta lo poco que conocemos esta enfermedad. Pero lo que más nos llama la atención es la cantidad de información que está a nuestro alcance.
Pudimos darnos cuenta que cualquiera puede decir cualquier cosa, por el medio que sea, a la hora que sea, en el lugar que sea.
Fue así como dijeron que en mayo se volvía a clases, sin tener una base que acompañara realmente tal argumento. También se habló de la “nueva normalidad”, que había que acostumbrarse a vivir con esta enfermedad y que el show debía continuar.
Dijeron que estábamos bien en la cantidad de contagios, se pensó incluso que estaba medianamente controlado y que nuestro sistema de salud estaba en condiciones de sobrellevar lo que hasta ese momento era un buen manejo de la situación.
Sabemos que nuestra vida cambió, por lo menos en los días que llevamos conviviendo con el Covid-19. Aún está el toque de queda y las cuarentenas en distintas ciudades. Nos hicieron creer que realmente éramos los jaguares de Latinoamérica, haciendo comparaciones con países como Italia y España, cuyos fallecidos son miles.
Lo único que al parecer tiene sentido es el eterno consejo que apareció junto con el Coronavirus, “Quédate en casa”.
Pero en este pequeño análisis, hay dos cosas que son importantes destacar, y que llevan a un mismo camino, a la conciencia. Conciencia de lo que estamos consumiendo, leyendo y finalmente creyendo. Lo que divulgamos en nuestras conversaciones cotidianas. La creencia a ciegas en fuentes que no tienen ningún peso, ningún soporte y que nos dejan al borde de la estupidez.
Pero, ¿qué culpa puede tener el ciudadano común, que es la oveja que sigue al ganado, si los encargados de dar la “información oficial”, se caen repetitivamente en los datos que entregan? Un día dicen una cosa, a las tres semanas dicen lo contrario. Cómo podemos saber nosotros lo que realmente ocurre, si ni ellos se ponen de acuerdo.
El manejo comunicacional ha sido malo desde la partida porque no hay cohesión en el discurso, y eso ha sido una constante. Claro, hay pocos antecedentes, pero muchas veces es mejor optar por el silencio, sino se pierde credibilidad. Ya no hay tiempo para improvisar, pues al día de hoy ya son más de 74 mil casos reportados y más de 750 fallecidos.
El segundo camino, tiene que ver con tomar conciencia personal y colectiva a la vez. Y aquí no entra el Gobierno. Más bien tiene que ver con el amor y la empatía por nuestra gente. Por ponerse en el lugar del otro y afrontar el tema con un grado de responsabilidad mayor. Con cuidar a nuestros seres queridos.
Entonces, ¿dónde estamos fallando? Ya no tiene que ver con un tema comunicacional, finalmente uno cree lo que quiere creer. Pero tomarse a la ligera una cuestión tan complicada como lo es el Covid-19, da para pensar porqué somos lo que somos, o porqué estamos como estamos.
Es el huevo o la gallina dirán algunos. Lo cierto, es que esto va en aumento y con el correr de los días, dudo que haya alguien que pueda dar una fecha cierta para volver a la normalidad que todos anhelamos.
Por eso hay que ser críticos, no creer todo lo que nos dicen. Debemos partir por nosotros si queremos que esto pare, por cuidarnos mutuamente. Conciencia le llaman.

Editor TUOPINION.CL

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