Ley de las 40 horas: Trabajar para vivir, no vivir para trabajar
Columna de César Rebolledo López, Gerente de Desarrollo de las Personas en NewCapital Group
En septiembre del 2019, en NewCapital, tomamos una decisión audaz pero necesaria: acortar nuestra jornada laboral a 40 horas semanales. ¿La razón? El bienestar y la calidad de vida de quienes están en el corazón de nuestra empresa y hacen posible su funcionamiento, nuestro equipo.
En ese entonces, no sabíamos que estábamos adelantándonos a una discusión que hoy ocupa gran parte de los titulares, con la entrada en vigencia de la llamada Ley de 40 Horas que, este año, reduce de 45 a 44 horas la jornada laboral.
Se ha hablado mucho del costo económico para las empresas, del pago de horas extras o la pérdida de productividad. Pero poco se ha dicho de como esta medida beneficia al equipo y sus familias. ¿Por qué funciona? Porque las personas están más contentas, saben que tendrán tiempo para disfrutar de la vida fuera del trabajo. Pueden ver a sus hijos despiertos y activos al llegar a casa, compartir momentos de calidad con sus seres queridos y encontrar la locomoción colectiva más vacía, facilitando así sus desplazamientos.
Desde que en NewCapital decidimos acortar la jornada a 40 horas semanales, hace ya cuatro años, hemos sido testigos de un cambio notable. Lo que comenzó como una medida para facilitar los traslados y evitar el temido “horario peak”, se ha convertido en un pilar fundamental de nuestra cultura corporativa.
La empresa ha ganado en eficiencia y efectividad. Estamos convencidos que estas medidas no generan desempleo ni representan un costo adicional para nuestro rubro. Por el contrario, las empresas ganan en productividad cuando priorizan el bienestar de su equipo. Nuestra preocupación principal es tener a gente feliz, porque entendemos que un empleado contento es más comprometido y productivo, permitiendo alcanzar con mayor facilidad y rapidez los objetivos de la empresa.
En un mundo donde la norma busca conciliar la vida laboral y personal, es esencial repensar nuestra forma de trabajar. Debemos propiciar espacios más flexibles y dejar atrás las estructuras rígidas. Si bien la norma busca producir más en menos tiempo, nosotros también buscamos producir mejor, con más calidad y, sobre todo, con más felicidad.
Porque trabajar 40 horas no es solo una cuestión de horarios, es una filosofía de bienestar que nos permite trabajar para vivir, y no vivir para trabajar. Al final del día, eso es lo único que importa.