Día Mundial del Parkinson: ¿En qué consiste esta enfermedad neurológica progresiva?
El diagnóstico final puede llevar tiempo, por lo que se debe mantener un seguimiento continuo para evaluar la afección y sus síntomas.

Cada 11 de abril se conmemora el Día Mundial del Parkinson, la segunda enfermedad neurodegenerativa más frecuente después del Alzheimer. Esta fecha busca visibilizar los desafíos que enfrentan las personas que viven con esta patología, la cual afecta a más de 30 mil personas en Chile, de acuerdo con cifras de un estudio de especialistas chilenos, publicado en la revista Neuroepidemiology.
El Dr. André Fassler, neurocirujano y jefe del Centro de Neurociencias de Clínica Universidad de los Andes, explica que “se desconoce en la mayoría de los casos, la causa primaria de la enfermedad, porque igual hay algunos tipos que se desarrolla en personas con antecedentes familiares. Además, suele presentarse con mayor frecuencia en adultos mayores, siendo más común en hombres que en mujeres”.
Actualmente no existe un examen específico que permita diagnosticar la enfermedad con certeza. Por lo que el diagnóstico debe ser realizado por un neurólogo especialista en trastornos del movimiento, quien debe evaluar al paciente considerando antecedentes médicos, síntomas, exámenes físicos y neurológicos. Este proceso puede tomar tiempo, por lo que es fundamental realizar un seguimiento continuo para observar la evolución de la enfermedad y el desarrollo o aparición de nuevos síntomas.
¿Cuáles son los síntomas más frecuentes?
- Temblores, especialmente en manos o dedos
- Lentitud en los movimientos, dificultando tareas cotidianas
- Rigidez muscular
- Problemas posturales y de equilibrio, con tendencia a encorvarse
- Reducción de movimientos automáticos, como parpadear o sonreír
- Alteraciones en el habla con volumen bajo, rapidez, titubeos o incluso expresiones inapropiadas
- Dificultades para escribir
- Síntomas no motores como depresión, ansiedad y fatiga
“El Parkinson no tiene cura actualmente, pero existen tratamientos que pueden ayudar a controlar los síntomas, como medicamentos, rehabilitación e incluso cirugía en casos seleccionados”, señala el especialista.
Uno de los tratamientos quirúrgicos disponibles es la Estimulación Cerebral Profunda (ECP). Este procedimiento requiere de una evaluación precisa para ver cuáles son los pacientes que mejoran o que eventualmente podrían mejorar gracias a la estimulación.
El proceso se realiza en dos etapas:
- Primera intervención: con anestesia local, se realiza una pequeña incisión en el cuero cabelludo y a través de un orificio de aproximadamente 1 cm en el cráneo, se introduce un electrodo. Durante esta fase, el paciente permanece despierto para evaluar en tiempo real el efecto de la estimulación.
- Segunda intervención: días después, bajo anestesia general, se implanta un generador de impulsos (similar a un marcapasos) instalado en el pecho, cerca de la clavícula, conectado al electrodo por medio de cables subcutáneos. Reduce los síntomas, pero no se cura la enfermedad ni se evita su evolución
Aunque en algunas ocasiones se hacen inmediatamente las dos etapas de la intervención en el mismo acto quirúrgico. Sin embargo, esto dependerá directamente de las condiciones particulares del paciente.
“Lo más importante es lograr un diagnóstico temprano, que permita un abordaje multidisciplinario enfocado en manejar los síntomas de manera individualizada, mejorar la calidad de vida y mantener a los pacientes activos el mayor tiempo posible. En este contexto, el ejercicio físico también juega un rol clave para ralentizar el avance de la enfermedad y preservar la funcionalidad”, concluye el Dr. Fassler.