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Redes sociales y cultura del like: Cómo los desafíos virales ponen en riesgo a niños y jóvenes

Lo que comienza como un simple juego por likes puede terminar en actos peligrosos

Desafíos virales, contenidos editados con inteligencia artificial y una carrera constante por la atención digital están transformando las redes sociales en un espacio donde el reconocimiento importa más que la verdad o la seguridad.

Lo que comienza como un simple juego por likes puede terminar en actos peligrosos, especialmente entre niños y adolescentes que no siempre distinguen entre ficción y realidad.

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El valor del like es muy intangible, pero se vuelve real en el momento en que lo obtengo”, señala el experto en redes sociales y académico de la Facultad de Comunicación de la Universidad de los Andes (UANDES), Guillermo Bustamante. A su juicio, las plataformas digitales impulsan una búsqueda constante de validación, que en muchos casos lleva a los usuarios, especialmente los más jóvenes, a cruzar límites peligrosos. Esa necesidad de reconocimiento ha dado origen a desafíos virales que pueden poner en riesgo la vida, como el recordado caso de ‘La Ballena Azul’, o el reciente ‘reto de la desaparición’, que incita a menores de edad a desaparecer durante 48 o 72 horas sin contacto con sus familias, solo para ganar notoriedad en redes.

Bustamante señala que la lógica de estos desafíos responde a un sistema de incentivos de visibilidad, donde incluso el contenido falso puede generar interacciones, comentarios y, por ende, más exposición. “A veces, solo buscan que alguien comente para que el algoritmo los premie con más alcance”, advierte.

Una preocupación adicional, según el experto, es la falta de filtros sobre quién accede a estos contenidos: “No hay límites sobre quién puede ver estos videos. Un niño podría tratar de imitar una acción riesgosa sin notar que fue editada o manipulada”. En ese sentido, el uso de inteligencia artificial agrava la situación, ya que permite crear videos hiperrealistas con personas haciendo acciones que nunca ocurrieron. “Incluso para un ojo entrenado, a veces es difícil detectar que el contenido fue generado artificialmente”, agrega.

Desafíos

Guillermo Bustamante plantea la necesidad de una doble responsabilidad: por un lado, la de los generadores de contenido, que deben ser conscientes del impacto de lo que comparten, más allá de lo que ganen con publicidad; y por otro, la de las plataformas, que deben tomar un rol activo para evitar que contenidos peligrosos o desinformativos sean viralizados.

No se trata solo de monetización, sino también del rol social que cumplen al distribuir contenido que puede ser dañino para comunidades vulnerables”, puntualiza.

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