Estrés en estudiantes: Advierten que fechas diferenciadas para rendir la Prueba de Transición aumenta esta enfermedad
Doctor en Educación, Alejandro Gallardo, aseguró además que no se aprovechó la oportunidad para dar un vuelco real al sistema de admisión a las universidades.
Partidario de haber mantenido las mismas fechas de rendición de pruebas para todos los postulantes y ampliar los procesos de admisión especial a las universidades se manifestó el doctor en Educación y especialista en Orientación de la Universidad de Playa Ancha (UPLA), Alejandro Gallardo.
Cuando miles de jóvenes inician este lunes la rendición de la Prueba de Transición Universitaria, PTU, en fechas diferenciadas, en un complicado contexto marcado por la pandemia, clases online y el estallido social del 2019, Gallardo explica que la mejor salida era mantener las mismas fechas para todos los postulantes, aprovechando la amplia disponibilidad de recintos donde se rendirá la PTU.
De este modo, quienes queden en un segundo turno verán prolongada su ansiedad, dice el especialista. “A mi juicio, los que quedan en un segundo turno ven prolongada su ansiedad y eso los coloca en una situación desventajosa y era un riesgo que se podía evitar, quizás tenía más costos: pagarle a un doble contingente de examinadores; pero, al lado de los beneficios, creo que no sería tan conveniente esta salida, dado que existía esta otra”.
El especialista de la Universidad de Playa Ancha recalcó, además, que existían diversos mecanismos y herramientas a considerar para relevar el sistema de admisión especial a las universidades, generándose una oportunidad única para empezar con cambios profundos al sistema de admisión universitario, en un año en que se marcarán aún más las brechas educativas de los postulantes.
“Muchas universidades bajaron la ponderación de los resultados de la PTU para la admisión 2021 y esa es una señal de flexibilidad que este sistema que el Ministerio podría haber acogido de una manera favorable, respondiendo a esta que podríamos considerar una oportunidad única, pero lamentablemente desperdiciada, de abrirse hacia otras formas y parámetros para la admisión universitaria, sin esta evaluación estandarizada y uniformadora que no hace caso de las diferencias reales que existen”.
También los postulantes enfrentarán los mismas aprehensiones que el año anterior en torno a no sentirse preparados o en desventaja por el temor a filtraciones de preguntas cuando, en realidad, debieran estar preocupados por sus proyecciones en su futuro académico y laboral. “Porque fíjense, deberíamos estar asegurándonos que los estudiantes estén preparados para avanzar en sus trayectorias vitales, asumiendo el desafío de ingresar a la educación superior y no tener que estar cuestionándonos una preparación para una prueba que en un momento responde a suspicacias y que en actuales circunstancias podría estar condicionada por variables que nos son posibles de asumir, ni de manejar, ni siquiera por los estudiantes, ni por los que están a cargo del proceso”.
Finalmente, el especialista UPLA dijo que no se han aprovechado dos oportunidades consecutivas de haber realizado un giro moderno y desafiante en el sistema de admisión, que se preocupa de medir y no de acompañar, con una lógica de detección de la calidad propia de la producción y no de la potenciación del desarrollo de la educación, la formación profesional y la formación para la vida.