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Lingüista aborda las contradicciones verbales en tiempos de Convención Constitucional y redes sociales

Doctor Juan Pablo Reyes, académico de la UPLA asegura que estamos en presencia de un momento de mucha ambigüedad idiomática, y lleno de sobresaltos

Metáforas, paradojas y ambigüedades, son las principales características del lenguaje que hoy utilizan los hablantes chilenos, tanto en redes sociales como instancias tan públicas y democráticas como la Convención Constitucional.

Así de claro es el académico de la Facultad de Humanidades de la Universidad de Playa Ancha (UPLA), doctor Juan Pablo Reyes, quien asegura que “dada la liquidez verbal del momento”, manipulamos y desvirtuamos este instrumento de comunicación, que llamamos lenguaje.

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El académico subraya que pareciera que los significados, esto es, todo su sistema léxicosemántico, está en ebullición, si es que no en erupción. Dicho de otro modo, nuestras necesidades de expresarnos y establecernos en la sociedad y en los distintos grupos que la sostienen, han generado sobresaltos en la forma de comunicarnos.

Esta presión lingüística está generando una gran cantidad de enunciados, oraciones, frases y refranes que significan en la apariencia una cosa, pero en lo profundo otra, por ejemplo, si… pero no, ligero sobrepeso, hagamos un alto cortito, secreto a voces, mi compañía es la soledad. Se podría pensar que mientras creemos estar escuchando A, más bien se refieren a B, como en el caso de lo barato sale caro, no hay mal que por bien no venga, el ladrón detrás del juez, no aclaremos tanto que oscurece”, comenta el lingüista.

EN REDES SOCIALES

Pero eso no es todo. Enfatiza que la principal caldera en la que está llevando a cabo este fenómeno idiomático son las redes sociales. Reyes asegura que ellas provocan, incitan a cada usuario a cambiar los significados, los sentidos sin considerar al resto de los miembros de la comunidad, según mera conveniencia propia. Como si el lenguaje fuera propiedad privada y, claramente no lo es, todo lo contrario, es la más pública de las expresiones culturales.

Esto quiere decir que estamos en presencia de un momento de mucha ambigüedad idiomática, lleno de sobresaltos, de inestabilidad verbal de parte de los y las hablantes. Se pierde la coherencia en el discurso, a tal grado que se ve a diario que hay autoridades públicas, líderes de opinión, decir algo un día y al otro, debe salir a dar explicaciones.  Dado el intersticio histórico la lengua española se ve desbordada y exigida al máximo para poder representar todos los nuevos paradigmas en el mundo que comienzan a proyectarse para 40 o más años”.

En estos momentos, resaltan fenómenos metafóricos, principalmente, figuras retóricas que tienden a unir ideas o conceptos opuestos. Es el caso del quiasmo, del oxímoron, del litote y paradojas. Ejemplos de ellas son: primera dama! ni primera, ni dama, y ,en cierto modo, las frases relativas a los retiros previsionales de aquellos que estuvieron a favor y ahora se oponen, que es como la paradoja del almacenero: hoy no se fía, mañana sí.  Se podría decir que se avanza a contrapelo de la tradición verbal.

“Estamos, por lo tanto, corriendo los cercos del lenguaje, liberando palabras, pero evitemos la paradoja del mentiroso, con afirmaciones tajantes, definitorias, no caigamos en la paradoja de la expresión ‘esta oración es falsa’.  Saquémonos los traumas lingüísticos, que daban cuenta de una realidad incómoda, injusta, discriminadora. El lenguaje nos pone en una encrucijada entre el pensamiento y la realidad. Entre lo deseado y lo que hay”, concluye el Dr. Juan Pablo Reyes.

 

Marcia Franque Kesternich

Periodista

Dirección General de Comunicaciones

Universidad de Playa Ancha 

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