Revisar las etiquetas sería la clave para elegir ropa que abrigue en invierno

Con el pronóstico de bajas temperaturas, muchas personas sacan del clóset sus abrigos, bufandas y chalecos sin detenerse a mirar un pequeño, pero crucial detalle: la etiqueta. Esa diminuta pieza de tela, muchas veces pasada por alto, contiene información vital para enfrentar el frío de manera eficiente y cuidar la salud durante el invierno.

Según especialistas en textiles y salud, la composición de las prendas puede marcar una gran diferencia en la capacidad de conservar el calor corporal. “En ella deberíamos encontrar los materiales con los que está fabricada la prenda, país de fabricación, instrucciones de cuidado, talla y propiedades técnicas. En invierno estas propiedades pueden hacer la diferencia al momento de elegir una prenda, por ejemplo, impermeabilidad, respirabilidad, etc”, comentó Lorena Ramírez, Jefa de Laboratorio de Investigación y Control de Calidad de Cueros y Textiles de la Universidad de Santiago de Chile.

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Según los expertos, la clave está en entender que no todas las telas abrigan igual. El algodón, por ejemplo, es cómodo, pero no ideal para días muy fríos o húmedos, ya que absorbe el sudor y tarda en secarse. En cambio, materiales como la lana, el polar o las fibras sintéticas como el poliéster y el polipropileno son mucho más eficaces para mantener el calor y repeler la humedad.

“Lejos el material más eficiente para conservar el calor es la lana, por su estructura es el mejor aislante natural, fácil de encontrar en chaquetas, abrigos, gorros. También lo son otros pelos como la Cachemira y la Alpaca. Sin duda, la tela sintética que lleva varios años abrigándonos es el polar; ligero, económico y fácil secado. Otros excelentes materiales son los rellenos de pluma (ganso, pato o sintéticos) y las napas como el Thinsulate (elemento sintético). En general todos los materiales que logran encapsular aire son eficientes para conservar el calor”, sostuvo Ramírez en Diario Usach.

Una de las estrategias más recomendadas por expertos es vestirse por capas, cada una con una función específica, Capa base: en contacto con la piel. Debe ser una tela liviana y que absorba la humedad (idealmente poliéster técnico o lana merino), Capa intermedia: la que conserva el calor. Aquí funcionan bien tejidos como polar o lana. Capa externa: protege del viento y la lluvia. Se recomiendan chaquetas impermeables o cortavientos.

“Un error común al elegir la ropa de invierno es preferir lo estético antes que lo funcional. También se cree que llevar una prenda muy gruesa protegerá del frío desconociendo el vestir por capas y por otra parte es la desinformación de los materiales que constituyen una prenda”, puntualizó la experta.