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Reportaje: El grabado en el corazón de la memoria

Museo Universitario del Grabado apuesta por un Valparaíso cultural y patrimonial que invita a personas de todas las edades a disfrutar cada uno de sus espacios

Para quienes conocen Valparaíso, por la mente pueden venir muchas imágenes de calificación: desordenada, sucia, malos olores, vida de puerto o, lo más típico, ciudad bohemia. Sin embargo, estos calificativos son, sin lugar a dudas, parte de la cultura popular que asigna títulos o nombres a lo que se describe o siente cuya raíz es el estereotipo social.

Pero hay calificativos que pueden llegar a lo maravilloso o excepcional que calzan dentro de aquellas bondades que ofrece la ciudad, y que hay que descubrirla caminando y observando. 

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Una de ellas es el Museo del Grabado Universitario enclavado en el centro turístico del cerro Alegre, específicamente en la calle Lautaro Rosas 485, cercano a en la mítica bajada de Templeman donde se ubica el mural en el que se aprecia la frase “We are not hippies, we are happies” donde es imposible no sacar una fotografía del lugar.

Con un año de existencia, el museo brinda un esparcimiento en las obras y actividades que se desarrollan en su interior, cumpliendo niveles de calidad no solo por el arte del grabado e impresiones que se exhiben, sino, además, ser un lugar patrimonial de rescate a la memoria a través de la casona inglesa que alberga el museo. 

El inmueble, conocida originalmente bajo el nombre de Walbaum, es el espacio que desde el año 1880 existe en la ciudad puerto, pero que a partir de un proyecto del año 2011, se propuso que fuese el Museo Universitario del Grabado donde el Gobierno Regional de Valparaíso aportó 92 millones de pesos para que la estructura del edificio fuese rehabilitado una vez que la Facultad de Arte de la Universidad de Playa Ancha dejara el lugar para esperar que pasaran los años y, finalmente, comenzar a  ser operativo en el mes de octubre de 2021.

Los comienzos no fueron nada fáciles según explica la directora María Teresa Devia, debido a que la apertura coincidió en pleno tiempo de la pandemia del Covid. 

“La gente que llega aquí al museo, se encuentra con la memoria de Valparaíso, del habitar de Valparaíso y el Cerro Alegre tuvo una forma especial de ser habitado por inmigrantes alemanes e ingleses, principalmente que se instalaron aquí en el borde cerro y que llegan a mediados del siglo XIX, entonces esta casa se recuperó con las técnicas arquitectónicas de la época en el que se pueden encontrar con las murallas de adobe recubiertas de barro con la recuperación de todas las maderas nobles que estaban en esta casa que fue construida por un inglés”, señala la directora como una forma de presentar la atracción que tiene la casona, ahora convertido en un museo que administra la Universidad de Playa Ancha, como entidad cultural que no busca lucrar con el museo, sino apostar por el desarrollo artístico vinculado al desarrollo territorial a nivel local y nacional.

María Teresa Devia explica que el visitante, sea nacional o internacional, disfrutará de una arquitectura única emplazada en un cerro en el que se aprecia una hermosa vista a la bahía de Valparaíso que abre paso a postales fotográficas.

Fuera de imaginar cómo era la casona en el pasado y pensar en la forma de vida que tenían las familias en este tipo de casa en el pasado, en la actualidad, quienes deseen ver y contemplar el museo, se encontrarán con grabados que funcionan como documento histórico político, social y cultural cuyas narraciones relatan distintos momentos de la historia del grabado en el que se pone en valor, la enseñanza del presente arte.

De allí que se puedan apreciar obras desde la década del 30 con obras originales de la Universidad de Chile cuando esta casa de estudios se encontraba en Valparaíso y, por medio de la Escuela de Artes Aplicada, se crea la primera escuela del grabado en el que se produce esta transición del oficio del grabador, experto en ilustraciones de libros.

En las dos plantas que tiene el inmueble es posible observar diversas obras a nivel nacional con artistas que imprimen un sello particular al grabado que se denota en rostros, paisajes, personajes históricos y la propia historia mapuche reflejada en algunas obras ubicadas al interior de sus salas. Pero además de promover la visibilidad del grabado, el museo dedica tiempo a la investigación divulgación del arte del grabado a través de diversas actividades como talleres, charlas y mediaciones con la comunidad que busca acercar a la comunidad con construcciones identitarias y de pertenencia en materia de las obras expresadas.

“Las obras tienen una función filosófica y el grabado es poco conocido, pero si es una impronta de Valparaíso donde aquí hay cientos de grabadores y la primera prensa llegó aquí a la ciudad y el primer sindicato fue el de los imprenteros, entonces Valparaíso tiene una tradición con el grabado”, señala la directora.

Este tipo de arte se entiende como la técnica de incisión de líneas en un dibujo por medio de un soporte que puede ser la madera, piedra, metal o telas cuyas incisiones son entintadas de forma tipográfica que pasa por prensas en el que la huella es una estampa que es posible apreciar en el museo del grabado. No obstante, la matriz es lo que cobra importancia, ya que el grabador hace un trabajo de inscripción a través de la obra que aborda un imaginario, la memoria o la creatividad en una determinada plancha.

“Aquí tenemos dos talleres de grabado y eso es importante, porque la gente puede venir y experimentar el proceso del grabado”, explica la directora quien resalta que en exhibición hay 137 obras y en conservación 11.327 que agrupa un valor al rescate de la memoria, patrimonio y responsabilidad de la Universidad de Playa Ancha al responder a los artistas que pensaron en dejar sus obras en una institución pública y estatal.

Acción para personas mayores

El museo es una apuesta abierta a toda la comunidad nacional e internacional, como así también a los visitantes de la Región de Valparaíso. Dentro de este escenario, las personas mayores son un público en el que el museo quiere conservar, ya que, debido a su experiencia, pueden encontrase con su historia a través del ejercicio de la memoria.

Además, al ser un lugar acogedor y tranquilo, se respira un aire señorial donde el inmueble no tiene nada que envidiar a los grandes museos de Estados Unidos o Europa, puesto que el sitio, aunque no tenga las dimensiones de superficies de los grandes museos del mundo, es seguro e inspirador por las obras que se aprecian. Se suma a esto, la calidad de la atención que ofrece su personal de servicio, técnico y profesional en el que se preocupa por realizar rutas guiadas para grupos de escuelas o de instituciones que deseen recibir explicaciones específicas en el museo.

De acuerdo a las palabras de su directora María Teresa Devia, las familias lo pueden pasar muy bien y, una vez que hayan visualizado las obras, se puede degustar de un café en una terraza ubicada en la parte baja del edificio en una agradable terraza.

“Se puede disfrutar de un espacio nuevo con una imagen antigua”, señala su directora quien reconoce que este último tiempo ha sido complejo, debido a la economía en el que se han encarecido los productos de consumo que repercute en la parte cultural, pero además las restricciones de aforo, como consecuencia de la pandemia del Coronavirus.

Sin embargo, han existido instancias positivas como el trabajo realizado con personas mayores que en su etapa inicial fue virtual y, en su segunda etapa fue presencial. A juicio de María Teresa Devia, este grupo fue el más afectado, porque sintió la soledad mientras duró la pandemia, pero al abrir una línea para los adultos mayores, la experiencia ha sido muy positiva en el museo con la realización de escuelas de grabados dirigida a este segmento que es abierto para quienes sientan interés en el grabado.

De esta forma, las actividades a este grupo es un motor articulador de experiencias que acerca a las personas al grabado mediante clases, publicaciones y mediaciones.

Extensión y vinculación con la comunidad

El Museo Universitario del Grabado, fuera de ser un lugar patrimonial con grandes salones que exhiben obras de artistas especializados en el grabado, contribuye con diversas actividades de extensión que permite afiatar una vinculación con la comunidad. Así, para la celebración de la pasada navidad la actriz y relatora de cuentos María Javiera del Real, junto a Fer Fontana, músico y el actor Enzo Gnecco ofrecieron una actuación lúdica y entretenida llamada “Un mareo navideño” con la historia de la aventura de los renos previo a la entrega de los regalos.

La actriz confiesa que antes de su presentación – primera vez – ,había caminado por fuera del museo, llamándole la atención al ser nuevo, reconociendo su belleza. “Cuando nos invitaron hacer la función acá, fue súper significativo, porque lo había visto y sentí que era un honor poder estar en este espacio así que primero que todo, me siento muy agradecida de haber estado en este lugar y segundo, creo que es muy lindo, simbólicamente, relacionar el grabado con las historias y los grabados son historias, las primeras manifestaciones de la narración oral fueron a través de pinturas, grabados en las piedras, entonces tiene un significado diferente estar acá y como las historias nos van grabando”, señala la actriz.

La profesional de la actuación complementa que eso resulta importante, porque el museo va dejando imágenes y encuentros grabados cuya combinación genera una relevancia distinta y especial, porque en esencia el significado es contar historias. En materia de ingreso esta actividad fue gratuita donde niños y adultos disfrutaron de la historia navideña de los renos.

David Reyes, joven quien tuvo la experiencia de recorrer el museo, señala que el lugar es único, porque no es muy común ver una edificación que represente la cultura y el arte chileno. “Es un museo propio de la región en el Cerro Alegre y como experiencia propia para culturizarme al conocer artistas chilenos y los de la universidad en que se destaca el nivel educacional”, explica.

Nueva experiencia de trabajo

En el museo Yanuaria Abreu, de nacionalidad venezolana, lleva trabajando nueve meses en el servicio de entrada del inmueble atendiendo las consultas de los visitantes. Manifiesta que la experiencia ha sido muy positiva: “trabajar con docentes, personas preparadas, es otro nivel. Yo trabajo en el turno de la tarde y he visto pasar muchos turistas por acá y es lo normal y hay muchas personas que vienen porque lo conoce, y otras por curiosidad, porque no saben qué es y a veces no se interactúa mucho con ellos, pero sí damos aviso sobre las entradas. Las muchachas que hacen mediación, hacen esa interacción con los visitantes, porque a veces piden mediación”, explica en materia del movimiento de las visitas que tiene el museo y lo que se realiza en su interior en la ruta de los recorridos.

Yanuaria, quien lleva cuatro años en la Región de Valparaíso, explica que, como balance en su vida personal, ha sido muy bueno desde que trabaja por la calidad de las personas, las relaciones humanas y la experiencia propia del ambiente laboral.

Cabe señalar, además, que la entrada al museo es gratuita los segundos domingos de cada mes. Los lunes permanece cerrado y, cuando no calza con el segundo domingo del mes, la entrada no supera los cinco mil pesos.

El horario de funcionamiento es de martes a domingo de 10:00 a 18:00 horas. Si requiere de visitas guiadas, se puede solicitar al mail mediación.mug@upla.cl.

Quienes estén interesados en al arte y aprendizaje de este museo que lleva en pie un año tres meses en la ciudad de Valparaíso, resulta ser un ícono para la región. Dentro de su infraestructura se exhibe una valiosa colección de obras de artistas nacionales en seis salas, exposiciones de carácter temporal donde importantes grabadores y grabadoras históricos y contemporáneos ponen en valor su trabajo. Asimismo, existe una colección de matrices en aluminio de relieve el que contiene información en sistema braille para las personas con discapacidad o disminución visual.

Sin duda, el presente museo, es un aporte a la historia del arte en la Región de Valparaíso y Chile en el que las y los visitante, además de contemplar obras de gran nivel, podrán sentir el aire de la tranquilidad y visibilidad de un llamativo lugar que forma parte de la historia de Valparaíso.

Por Miguel Chamorro Maldonado

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