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Olmué resiste la temporada baja con identidad comunitaria: baja del 40% en ventas contrasta con el rol clave de los vecinos en la sobrevivencia del turismo local

En medio de la temporada baja y lejos del ruido turístico, los habitantes de Olmué continúan dando vida a sus calles, cafés y restaurantes, sosteniendo con su presencia un patrimonio gastronómico que se ha convertido en un refugio cultural e identitario para la comuna.

El turismo en Olmué enfrenta uno de los periodos más difíciles de los últimos años. Aunque la comuna es ampliamente conocida por su dinamismo en verano y por el Festival del Huaso, la realidad entre marzo y noviembre es distinta: una caída cercana al 40% en ventas respecto al año anterior afecta a hoteles, restaurantes, cafeterías y el comercio asociado al rubro. Pero, en medio de esta crisis, surge un fenómeno que revela la esencia del territorio: la comunidad local está sosteniendo buena parte del movimiento económico y cultural fuera de la temporada alta.

Así lo describe Marcelo García, miembro del directorio de la Cámara de Turismo de Olmué y dueño de la cafetería OVA, quien ha observado cómo los propios olmueínos —familias, trabajadores, adultos mayores y jóvenes— se han transformado en clientes habituales de los espacios gastronómicos. Para él, esta participación diaria es una de las claves que permite resistir los meses más complejos.

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“El año está muy difícil. Hay una baja cercana al 40% en comparación con 2024, y eso lo vemos en todos los rubros: hotelería, restaurantes, cafeterías. Sin embargo, la comunidad ha sido fundamental. Cuando nos cambiamos de ubicación, a solo una cuadra, nos siguió la misma gente, y se sumaron vecinos nuevos. Se creó una comunidad. Las mesas se juntan, la gente conversa, se conocen entre ellos. Eso nos ha permitido sobrevivir”, relató.

Lejos del estereotipo que reduce a Olmué a la postal veraniega, el consumo cotidiano revela una vida cultural activa, íntima y profundamente local. Las cafeterías funcionan como puntos de encuentro: lugares donde vecinos que nunca antes se habían cruzado comparten sobremesas, historias de vida y proyectos. Para los emprendedores, esta relación cercana no solo es un valor agregado, sino una estrategia de sobrevivencia. “Atendemos nosotros mismos. Miramos a los vecinos a los ojos. Conversamos. Nos damos el tiempo. Eso marca la diferencia en una comunidad pequeña, crea identidad y cercanía”, explicó García.

El dueño de la cafetería OVA reconoce que muchos negocios han debido cerrar o reinventarse. Y aunque la situación se repite a nivel nacional, para una comuna cuya economía depende fuertemente del turismo, el impacto es mayor. Sin embargo, insiste en que Olmué tiene condiciones únicas que podrían transformar la crisis en una oportunidad.

“La seguridad y la tranquilidad son un tesoro. Hoy la gente elige dónde viajar no solo por precios o paisajes, sino por sentirse seguros. Aquí eso se respira. Olmué es un diamante en bruto: hay naturaleza, descanso, buen vivir. No solo en verano: durante todo el año”, señaló.

Para aprovechar ese potencial, la Cámara de Turismo trabaja en campañas digitales, alianzas con privados y un proyecto tecnológico de alcance nacional e internacional enfocado en trekking, caminatas y experiencias seguras en la comuna. Buscan, además, mejorar puntos icónicos y fortalecer la presencia de Olmué en el mapa turístico.

Cultura, pertenencia y vida cotidiana: la otra cara del turismo

La temporada baja muestra otra dimensión del turismo: la cultural. Espacios como la cafetería OVA —con su terraza, dos ambientes, música suave, productos artesanales y fotografías de la comunidad— funcionan como pequeñas plazas públicas donde la vida se teje a un ritmo distinto del verano.

En estos meses, Olmué no recibe multitudes, pero sí sostiene una cultura de barrio. Las mamás que toman once con sus hijos, los trabajadores que pasan por un café antes de volver a casa, las familias que celebran cumpleaños íntimos, los adultos mayores que encuentran compañía diaria y hasta los nuevos vecinos que buscan integrarse: todos han configurado una identidad que resiste la estacionalidad.

“Olmué tiene algo muy valioso: el calor humano. La cercanía. Aquí todavía se saluda, se conversa, se comparte. Eso también es turismo. Y eso también sostiene a nuestras pymes”, así lo reafirmó García.

Mientras se prepara la llegada de la temporada alta, los emprendedores piden que el turista nacional observe la comuna con otros ojos: no solo como un destino de verano, sino como un espacio de conexión con la naturaleza, la gastronomía y la vida tranquila. Un lugar para caminatas familiares, descanso, lectura, folclore y encuentros culturales que las municipalidades y otras organizaciones mantienen activos durante todo el año.

“Olmué está preparado. Hay buena hotelería, buena gastronomía, buenos servicios. Pero, sobre todo, hay comunidad. La invitación es a venir, a conocer, a tomarse un café, a caminar por estos cerros, a respirar un país distinto. A vivir la experiencia de Olmué también cuando no es verano”, concluyó.

Quienes deseen explorar la oferta gastronómica local pueden visitar Café OVA, ubicado en Blanco Encalada 4696. El espacio destaca por su café italiano, su pastelería fresca, una variedad de sándwiches, colaciones caseras, postres y alternativas saludables que se han convertido en parte de la rutina de muchos vecinos durante la temporada baja. Para asegurar un lugar o realizar consultas, las reservas se pueden gestionar al +56 9 9000 3190 o en el Instagram cafeteriaovalounge.

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